* ~ * Hogwarts * ~ *
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Si hoy estuviera vivo, nunca te habría conocido (Regulus/HG)

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Mensaje  Hermosura Crouch jr Mar Sep 09, 2008 2:16 am

Si hoy estuviera vivo, nunca te habría conocido (Regulus/HG)

Resumen: Susurras mi nombre en la penumbra, cuando crees que nadie te ve, cuando sabes que nadie te escucha. Temes ser descubierto y sentirte expuesto ante todos. Pero yo te conozco y soy capaz de ver a través de ese disfraz, me amas, no lo puedes evitar, como yo tampoco puedo evitar amarte a tí con la misma intensidad y si nuestro destino es estar unidos, estaré siempre contigo y nada ni nadie nos podrá separar.

/////////////////////////////////////////////////////

Nos veremos en nuestra próxima vida, amor mío.

Capítulo 1:

Hermione odiaba llegar tarde, le parecía algo grosero. Sólo había ido a su piso de Londres para dejar unos artículos, asearse un poco y cambiarse de ropa. Tardó 10 minutos en aparecerse en Grimmauld Place, la casa de Harry y Ron y, por supuesto, la sede de la Orden del Fénix.
Caminó por el pasillo, se fijó en que todavía no se había tirado la horrible pierna de troll, que servía de paragüero; el árbol genealógico de la familia de Sirius, los retratos que murmuraban insultos a su paso y esperó ver al elfo de la casa, Kreacher, que en ese momento no daba señales de vida.
Al fín llegó a la sala, donde todos estaban reunidos, esperándola.
- ¿Podrías ser más puntual, Hermione?-dijo Harry.
Hermione rodó los ojos. Remus empezó la runión, les comunicó todo lo que Snape había podido averiguar. Ron, que estaba sentado al lado de Hermione, empezó a echarla miradas furtivas. Hermione le miró un par de veces y cuando sus miradas se encontraban, Ron agachaba la cabeza, sonrojado.
- Voldemort ha estado investigando sobre lo que le pasó a Sirius. Está tramando algo, quiere averiguar más cosas sobre el velo, pero no sé muy bien con que fín.
Seamus Finnigan se levantó.
- Creo que no debemos preocuparnos por eso, está claro que sólo están intentando confundirnos.
- Me parece que lo mejor será investigar.-dijo Remus.-El velo es algo complicado, no se posee mucha información.
- ¿Y qué vamos a hacer si descubren antes la información?-dijo Moody.
- Eso no pasará.-dijo Harry.-Evitaremos a toda costa que Voldemort obtenga la información. Iremos de noche al Ministerio, al igual que lo hicimos la noche en la que murió Sirius.
Hermione le miró. Admiraba la inteligencia y la determinación de Harry.

*******************************************************************************
Se decidió que irían al Ministerio el viernes, a Hermione le habría gustado estudiar todas las opciones, las salidas, y planificar un 2º plan, pero el tiempo era esencial y los mortífagos podrían aparecer en cualquier momento. Como tenía acceso a la mayor biblioteca del Reino Unido, se le había confiado la investigación de un hechizo que sirviera para cerrar el velo para siempre. Pasó estudiando la mayor parte del tiempo, día y noche. En ocasiones, Ron se sentaba con ella, pero su presencia la distraía, por lo que le había dicho que se fuera a ayudar a Harry y a la Orden. Lo encontró y practicó el jueves, ya que no había tiempo para que lo aprendieran los demás.
Antes de ir al Ministerio, decidieron reunirse en Grimmauld Place para planificar un poco el plan. Hermione se puso la túnica de seda roja y amarilla con el dibujo de un fénix renaciendo de sus cenizas en la espalda encima de sus pantalones vaqueros negros y su top atado al cuello del mismo color; como calzado, llevaba unos botines negros de tacón de aguja y punta de pico. Hermione miró el cielo, esa noche la luna era menguante. El reloj marcó las 23:30; había llegado la hora.

*******************************************************
El Ministerio estaba en completo silencio, totalmente solitario. Sólo se oían el ruido de sus pisadas. Se dividieron en parejas: Harry y Remus; Ron y Hermione; Ginny y Seamus...
Hermione sintió una extraña sensación, le parecía un mal presentimiento y eso la asustó, se fijó en Ron, parecía nervioso y excesivamente preocupado. Harry y Remus aceleraron el paso.
Por fín, llegaron a la Sala de Misterios.
- ¿Lista, Hermione?-preguntó Harry.
- Por supuesto. ¿Cuánto tiempo tenemos?
- No estoy muy seguro.-dijo Ron.-¿Cuánto necesitas?
- 20 minutos.
Harry ordenó a los demás que vigilaran las puertas mientras Hermione completaba el hechizo. Ron vió a Hermione morder su labio inferior y le puso una mano en el hombro, en señal de apoyo.
- Ven con nosotros, Ron.-dijo Harry.
Ron negó con la cabeza.
- Estaré bien aquí, no te preocupes. Hermione puede necesitar ayuda.
- Ok, ya estamos preparados.-dijo Harry.-¿Y tú, Hermione?
- También.-dijo con voz alta y clara para convencer a todo el mundo, en especial a sí misma. Ron la volvió a transmitir ánimos. Hermione comenzó el hechizo. De repente, todo el mundo gritaba; era consciente de que Ron la estaba avisando, un poco desesperado, pero ella no podía darse más prisa.
- Hermione...termínalo. Los mortífagos han llegado.
Las voces y los gritos la estaban poniendo nerviosa, dió un rápido vistazo alrededor. Los miembros de la Orden se batían ferozmente contra los mortífagos. Escuchó una voz a través del velo, persuadíendola de que se acercara. Seguía notando la mano de Ron en su hombro, de repente sintió como la rodeaba una ráfaga de viento. Escuchó gritar a Ron y una fuerte explosión en algún lugar de la sala. Los dedos de Ron la agarraron del brazo, pero el viento era más fuerte y la estaba arrastrando hacia el velo.
- Hermione ¡no!-alcanzó a escuchar la lejana voz de Harry. El viento la quitó violentamente la túnica y ella cayó al velo. Pudo escuchar murmullos y sintió como caía, como los gritos de Ron eran cada vez más lejanos. Ella sólo caía, y de repente todo se volvió negro.
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Mensaje  Hermosura Crouch jr Jue Sep 11, 2008 3:51 pm

Capítulo 2:

La vida es agradable y la muerte pacífica. El problema es el cruce, el límite entre ambas. Porque las almas con asuntos pendientes aguardan en un lugar, esperando ayuda. Pero no sólo están las almas con asuntos pendientes, también están las dañinas, las que se alimentan de odio y han decidido quedarse, impidiendo el paso a las demás.

El alma se encuentra entre dos mundos: el de los vivos y el de los muertos. Algunas almas no dejan ningún asunto pendiente y pasan directamente al mundo de los muertos. Otras, sin embargo, no consiguen salir de ese lugar, aunque no sea por voluntad propia, se ven obligados a quedarse. A veces, si tienen suerte, los pocos que son lo suficientemente valientes para caminar, intentando encontrar el puente para cruzar o como vulgarmente se dice "la luz", encuentran un mensaje de aquellos predecesores que hicieron ese mismo recorrido en su día y que idearon mapas para las generaciones futuras. Pero en ese lugar la muerte no existe, aún así las almas deben demostrar si son dignas de cruzar, por que de lo contrario deberán quedarse.

Un sabio escritor dijo una vez: hay cosas peores que la muerte.

/////////////////////////////////////////////////////////////////
Cuando Hermione se despertó, no escuchó ni voces, ni gritos, sus amigos habían desaparecido. Esperaba encontrarse en una sala blanca dentro de un hospital, pero no fue así; estaba en un lugar totalmente desconocido, no había ningún ruido y se inquietó. No había ni animales, ni personas a la vista.
Todo lo que podía recordar eran los gritos en el Ministerio, la lucha entre la Orden y los mortífagos, el viento que parecía que la arrastraba hasta el velo, después no se acordaba de nada más.
Hermione se obligó a sí misma a dejar de pensa. "Tranquilízate." Pensó mientras se clavaba una uña en la palma de su mano intentando tranquilizarse y averiguar si eso era una pesadilla, lamentablemente no fue así. Pero aunque las pruebas evidenciaban lo contrario, se negaba a creer que hubiese caido a través...del velo, por que eso significaría que habría muerto; pero ella no estaba...muerta, no podía, era francamente imposible ¿verdad?
Se obligó a ponerse de pié y a caminar, sin importar lo inestable que se sentía en ese momento.
Observó a su alrededor: el cielo era azul, como después de una tormenta, sin nubes, ni variaciones de tono. Sólo azul. Ella esperaba escuchar algún trueno o relámpago, pero no se oía absolutamente nada. La hierba parecía enferma, de un color verde-amarillento, con un poco de brillo que la castaña le atribuía al rocío, pero le extrañó mucho, pues no había frescor en el aire. Ese lugar le parecía inquietantemente peligroso.
Dió otro paso, se dió cuenta de que todavía llevaba la ropa de la noche anterior, excepto la túnica. Se estaba mareando y le dolía terriblemente la cabeza. Decidió que lo mejor sería salir de esa especie de campo y buscar a alguien para que le prestara un teléfono o una lechuza. Al pensar eso se tranquilizó un poco y caminó hacia los bordes del campo, pero había demasiada oscuridad.
"¿Será una ciénaga o un pantano? ¡Genial! Esto es justamente lo que necesito en estos momentos."
En sentido contrario podía ver grandes árboles, pero nunca le habían gustado las alturas, asíque descartó la idea de subirse para obtener una vista mucho más amplia del lugar.
"¿Será el país de Gales?" Pero no podía ser. Por lo que podía observar desde lejos, las cimas de la montaña no estaban cuviertas de nieve, había niebla. Ese lugar parecía enfermo; incluso los árboles y arbustos estaban luchando en vano, se estaban enfermando; retorciéndose y doblándose para abajo. Eso no era Gales y lo peor de todo es que la estaba entrando el pánico.
"En ese caso, averigua donde te encuentras." Se aconsejaba a sí misma. Incluso en situaciones donde parecía que no podía ir peor, ella siempre había mantenido la calma y el autocontrol, aunque por alguna razón esta vez era completamente diferente. Empezó a sentir temor, ganas de correr. Algo incomprensible para ella, pero tenía la sensación de que había alguien más en aquel lugar, alguien o algo que la podría dañar si no se andaba con cuidado. Pensó en buscar un camino, buscar ayuda; pero no se había encontrado con nadie y ya había pasado una hora. Buscó su varita, pero fue en vano, pues no la tenía. Intentó recordar cuando fue la última vez que la vio...en el departamento de Misterios, pero ¿dónde estaría ahora?
Estaba desesperada, no tenía magia y estaba completamente indefensa. No había ningún camino, todo estaba oscuro, había especies de huellas en las rocas de algo que no era ni animal ni humano, pero por lo que podía distinguir, se movía y no había una huella, sino decenas, talvez cientas. Aunque intentaba autoconvencerse de que no había que tener miedo, fue inútil, pues le estaba invadiendo la histeria. Viendo que no le quedaba otra opción, decidió caminar, seguir adelante. Miró al cielo, estaba oscuro. Empezó como una mancha y en cuestión de minutos todo el cielo se oscureció más de lo que estaba. Cuando Hermione vio la causa de eso, por primera vez reconoció que tenía miedo. No tenía reloj, tampoco tenía móvil por mucho que quería uno, se rindió al saber que en Grimmauld Place no había ningún enchufe.
Por puro instinto de supervivencia, se colocó debajo de un árbol, cogió algunas ramas e hizo fuego para alejar lo que quiera que hubiera entre esos alrededores, además de que empezaba a tener frío. Sintió como hubo un descenso en la temperatura, le recordó al que hacía cuando un dementor se acercaba. "¿Y si aquí hubiera...?" No quiso terminar ese pensamiento, por que los parpados la empezaron a pesar, sintió el sueño invadirle cada rincón de su cuerpo y tenía la esperanza de que cuando despertara, no estaría en ese lugar, estaría en la cama de su casa, cómoda; y descubriría que todo había sido una pesadilla.

*********************************************************************************
Los murmullos se hacían cada vez más intensos e hicieron que Hermione despertara. Al ver el lugar en el que se encontraba y la compañía que tenía, supo que no era ninguna pesadilla.
Tenía miedo y el frío la adormecía, pero no por ello apartó la vista de los seres que tenía enfrente: seres encapuchados, no parecían humanos, no eran mortífagos, más bien tenían un cierto parecido a los dementores, los ojos ambar-rojo parecían brillar, su risa era fría, sin sentimientos. Uno de ellos se desplazó alrededor de Hermione y empezó a girar a su alrededor, ella estaba congelada del pánico, no podía moverse, sólo veía la danza de ese ser. Intentó gritar, pero fue en vano, estaba tan paralizada del miedo que no salía ningún ruido de su garganta. Ni siquiera podía mover sus brazos para protegerse, pero no hizo falta, porque alguien lo hizo por ella.
Sin advertirla, una sombra salió detrás del árbol y la agarró del hombro, sacándola fuera de las criaturas. Ella le miró, con miedo y confusión. Era un hombre, vestido de negro, alto y pálido, en una mano sostenía una antorcha. Sus ojos gris plateado, sobresalían en su pálido rostro. Se fijó en las hojeras que tenía, su pelo era negro, corto, con un ligero aire de melena. El desconocido llevaba un manto largo, negro, con capucha. Los dedos de ál se ciñieron a su muñeca.
- ¡Corra por su vida!
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Mensaje  Hermosura Crouch jr Jue Sep 11, 2008 3:52 pm

Capítulo 3:

Nunca temas a la oscuridad, porque te impedirá avanzar. El temor a algo es ponerte una limitación. Ten en cuenta que siempre habrá luz: la esperanza, será tu guía para caminar entre las tinieblas.

Alguien dijo una vez: venciendo al temor, vences a tus limitaciones y te superas a tí mismo.

//////////////////////////////////////////////////
Corrían por la húmeda hierba, los extraños seres los perseguían furiosos, murmurando cosas incomprensibles. Hermione agarraba fuertemente la mano del desconocido y él la ayudaba a levantarse cuando tropezaba. El calzado de la muchacha era totalmente inadecuado para ese ambiente, pero eran sus botas preferidas y se negaba a quitárselas. Al fín llegaron a un claro del bosque, la muchacha se dió cuenta de que los árboles estaban igual de enfermos que en el lugar donde había estado antes.
- Quédese aquí.-dijo el desconocido, mirando su entorno distraído.-Nos encontrarán dentro de unos minutos.
- ¿Esas cosas?-dijo Hermione viendo como el hombre asentía.
- Son seres que se alimentan de las almas de las personas extraviadas.-dijo el hombre.- Esas criaturas temen al fuego.
Hermione y él empezaron a recolectar leña, para crear fuego. Hermione se fijó en la espada envainada en una funda negra, de cuero, y cubierta por el manto que llevaba el desconocido.
Unos minutos más tarde, el fuego estaba encendido. Hermione oía los murmullos de los seres cada vez más cerca. Se escondió detrás de su salvador, temblando de miedo.
El hombre esperó, no quería hacer ningún movimiento en falso. Las criaturas les vieron y se acercaron a ellos, pero el fuego les impedía avanzar y los que se acercaban demasiado se desintegraban. Hermione recordó la aventura con los Inferi, que había pasado con Harry. Pero esas cosas no eran cadáveres, o al menos no lo parecían.
Pronto, las criaturas se marcharon y ellos pudieron descansar un poco.

*********************************************************************************
Hermione vió el cielo, aliviada.
- ¿Se han ido?
- Por ahora.-dijo el hombre, mientras caminaba a su alrededor, parecía pensativo.
Hermione notó que no era realmente un hombre, no tendría más de 20 años, al igual que ella.
- ¿De dónde eres?-preguntó el desconocido.-O más bien ¿desde que año vienes? La mejor pregunta que he encontrado es ¿qué hiciste?
Hermione se esforzó por darle sentido a todas esas preguntas, en especial a la última; para darle respuestas razonables y lógicas. No quería que su atractivo salvador la viera como a una estúpida.
- ¿Cómo dices? No he hecho nada, cuando me desperté ya estaba aquí.
El muchacho sonrió y la miró divertido como si ella se perdiera alguna broma privada.
- ¿Tienes varita?
- No.
El muchacho la miró fijamente.
- No me digas que eres muggle. No pensé que pudiérais venir aquí...
Hermione se sintió muy indignada.
- Supongo que tú tampoco tienes varita. Porque tuve la mía, pero no sé donde se encuentra ahora, la perdí. Estudié en Hogwarts y fuí la alumna más brillante, prefecta y una de las dos premios anuales, saqué todos los cursos con "muy satisfactorio". ¿Esas cosas las sabe un muggle?
El muchacho silbó y alzó una ceja.
- Muy bien, ya veo que no eres muggle. Pero asumo que no tienes ni idea de lo que estás haciendo aquí ¿o me equivoco?
- Sólo necesito encontrar un teléfono, llamaré a mis amigos. Cuando vengan me sacarán de aquí.
- ¿Teléfono?-dijo riéndose, Hermione no sabía que era lo que le parecía tan divertido.-Creo que te vas a decepcionar, pero de todas formas ¿cómo te llamas?
- Hermione Granger. ¿Y tú?
- Nadie.-dijo con firmeza.-No soy nadie. Lo aprendí...-dijo mirando al cielo.-...hace tiempo. Y...-dijo volviéndola a mirar.-...no creo que tus amigos vengan a buscarte. Ahora, me tengo que ir. No duermas fuera. Tienes suerte de que pasara por allí, si llego a tardar un minuto más...pero no te preocupes, aprenderás rápido.
Después de decir esto, se levanto; y la entregó un arco y un carcaj con flechas. La dió una última mirada y se marchó rápidamente.
Hermione se quedó asombrada con la rapidez del muchacho. Miró nerviosamente a su alrededor, esperando encontrar a las criaturas que la habían intentado atacar anoche, pero ya había amanecido y no había ni rastro de ellas. Su instinto le decía que esas criaturas sólo salían de noche.

***********************************************************
Hermione estaba corriendo detrás de un muchacho, de quien cuyo nombre desconocía, pero no pudo evitar recordar las palabras que le había dicho. "No creo que tus amigos vengan a buscarte." No sabía lo que la había querido decir, ni donde se encontraba, ni por que. Su cabeza la dolía y comenzaba a ponerse histérica. Necesitaba respuestas lógicas y racionales; y parecía que el muchacho la podía ayudar con eso. Sin embargo, cuando llegó al lugar en el que él había desaparecido, no encontró ningún rastro que pudiera ayudarla a encontrarle. El sendero se dividía en dos.
Escogió el de la derecha, pero a medida que avanzaba, la vegetación se iba haciendo cada vez más espesa. Asíque volvió al punto de partida y se fue por el de la izquierda. Pero en ese camino, tampoco había cabañas, ni siquiera ningún rastro de fuego o algo que pudiera indicarla que iba por buen camino. Terminó en un estanque, con olor a podrido.
A la castaña no le gustaba el aspecto del estanque, asíque decidió dar marcha atrás, pero no pudo encontrar el camino de regreso.
Se sorprendió de que no estuviera cansada de haber estado corriendo todo el tiempo. Intentó abrirse paso entre los árboles y arbustos, preguntándose que habría al otro lado. Pero sabía que necesitaba encontrar un lugar seguro para pasar la noche, si no quería encontrarse con las criaturas de la otra noche. Se preguntó como y donde estaría el muchacho que la salvó la vida. La muchacha no tenía hambre, pero necesitaba encontrar provisiones por si acaso. Dió una breve mirada a la vegetación, pero no había nada comestible. Incluso si por alguna razón, los árboles hubieran dado fruto, no podrían ser comestibles.
Hermione intentó encontrar un camino, pero tenía la corazonada de que si no encontraba una casa lo antes posible, probablemente moriría de hambre o de sed.
"El cuerpo humano puede sobrevivir sin comida bastante tiempo." Recordó la voz de Snape. "Pero sin agua, sólo un día; dos como máximo."
Se preguntó a sí misma si podría encontrar un refugio para pasar la noche, pero no había ninguna choza, ni cabaña, ni campamento, ni cueva. Pensó en escalar un árbol para dormir en una rama, pero deshechó la idea rápidamente, porque no sabía trepar y tenía pánico a las alturas. Miró al cielo, las criaturas se estaban aproximando, era cuestión de minutos que la encontraran. No sabía que hacer, no siquiera sabía a lo que se enfrentaba y la entró el pánico. Pensó en llamar a gritos al muchacho que la había salvado la noche anterior, pero deshechó la idea rápidamente: ¿que le gritaría? ¡Si ni siquiera sabía su nombre! Y de todas formas, podía atraer a las criaturas.
Empezó a correr, esperando encontrar un lugar seguro, pero de repente, el terreno empezó a ceder. No tuvo tiempo para gritar. Entonces reconoció el lugar donde se encontraba, era un pantano. La ciénaga estaba fría y ella no tuvo tiempo de reaccionar, por alguna extraña razón, no podía gritar. Algo la estaba hundiendo hasta el fondo, trató de nadar hasta la orilla, pero se le hizo muy pesado nadar en el barro con el estancamiento de las aguas. Cerró los ojos y esperó a que todo terminara, a que se ahogara lentamente.
Una tenue luz la hizo abrir los ojos. Entonces vió algo o alguien que estaba en el borde de la ciénaga, apenas visible, pero estaba ahí.
"¿Será una de las criaturas que me persiguieron anoche?"
Luego escuchó una voz que reconoció enseguida.
- No te muevas. Voy a sacarte de ahí.
Pero el fango le llegaba por la barbilla, llegaría demasiado tarde...
Ella miró el cielo esperando ver la luna y las estrellas por última vez, pero se dió cuenta de que en ese lugar no había ni luna ni estrellas. Cerró los ojos al mismo tiempo que una mano agarraba su muñeca.
Hermione abrió sus ojos y su boca cuando sintió que la había vuelto a rescatar y que en ese momento, se encontraba en tierra firme. Observó la sorprendida expresión del muchacho que la había rescatado la otra noche. Le siguió observando hasta que él dijo, cortesmente:
- Er...no me importaría permanecer aquí toda la noche con una muchacha tan hermosa como tú encima de mí. Pero creo que deberíamos hacer un fuego, para alejar a los seres que habitan en la oscuridad.
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Mensaje  Hermosura Crouch jr Jue Sep 11, 2008 3:53 pm

Capítulo 4.1:

Las criaturas que habitan en la oscuridad, se alimentan del temor y de la ira; por lo tanto no las temas por el día, por que no podrán atacarte o se desintegrarían.

////////////////////////////////////////////////////////////
- Eres un imán para los problemas ¿te has dado cuenta?-dijo el desconocido.
El muchacho estaba intentando hacer fuego con un par de piedras. Después de haberla rescatado, la había preguntado si podía caminar, a lo que ella le había contestado que por supuesto que sí; pero cuando lo intentó, sus piernas la fallaron y se cayó. Él no había tenido más remedio que llevarla en brazos a todo galope, atravesando los árboles y arbustos hasta llegar a su guarida.
- De todas formas, Hermione. No puedes quedarte aquí.
Hermione estaba observando los moratones y las heridas que la habían echo los golpes con los árboles. Se estrañó, por que ninguna de sus heridas sangraba, aunque algunas tenían pinta de ser algo profundas. Saltó cuando escuchó un ruido detrás de ella, observó al muchacho que agarraba la espada con una mano y con la otra, una antigua linterna. Después observó la habitación en la que se encontraba, era pequeña, oscura y estaba completamente vacía a excepción de una chimenea y una mesa. En una esquina, había mantas, de color verde. Pero parecía que nadie las había utilizado desde hacía años. Cuando la muchacha asimiló lo que él le había dicho, le miró con indignación.
- ¿Me está llamando inútil? No esperes que reaccione ante criaturas que desconozco si no puedo encontrar el camino para volver a casa y no hay nadie en estos alrededores a quien pueda preguntarle, salvo...-intentó terminar la frase, pero el muchacho lo hizo por ella.
- Excepto yo. En ese caso deberías considerarte afortunada. He estado aquí bastante tiempo y créeme, se aprende rápido.-dijo el desconocido, mientras la ponía una manta alrededor de los hombros de la muchacha.
Hermione trató de hacer caso omiso del tono altivo del chico y se frotó una reciente herida de su brazo, observó que estaba prácticamente curada, pero la estaba empezando a picar. El muchacho volvió a mirar con disgusto la ropa de la chica y sacó un pañuelo de su bolsillo.
- Trata de tranquilizarte.-dijo mientras limpiaba la cara de la chica con el pañuelo.-El miedo los atrae.
- ¿Qué son esas cosas?
- Son Malevolents.
Hermione sintió como un escalofrío la recorría la espina dorsal, a pesar del fuego y de las mantas.
- Gracias por todo lo que estás haciendo por mí.
Él sonrió un poco.
- Esta noche no podemos hacer nada con tu ropa. Mañana intentaremos encontrar un río o un lago donde puedas lavar tu ropa, pero no esta noche; sería demasiado peligroso.
Hermione lo observó: estaba sentado en el suelo, mirando fijamente las llamas. Su mirada era muy intensa y la castaña no dejaba de preguntarse que es lo que él podía estar viendo tan interesante. El muchacho la miró, como si estuviera esperando a que ella le hiciera alguna pregunta.
- ¿Quién eres?
Él se echo a reir, brevemente. Su risa era tranquilizadora, casi melodiosa.
- Ya te lo dije ¿recuerdas? Soy nadie.
- Tienes que tener algún nombre.
- ¿Porqué?
- Porque todo el mundo tiene.
- Yo no. Nunca más. Mi nombre no es de tu incumbencia.
La mirada en la cara del desconocido la avisó de que no hiciera más preguntas, al menos por esa noche. Tal vez había alguna razón por la que el muchacho no quería identificarse. Intentó cambiar de tema.
- ¿Dónde estamos?
Le contestó demasiado rápido, como si ya lo hubiera previsto y ensayado.
- No lo sé.
- Antes dijiste que habías estado aquí bastante tiempo, entonces tienes que saber el lugar en el que nos encontramos.
- Preguntas demasiado.
El muchacho levantó una ceja y la miró intensamente, Hermione no quería quedarse sola de nuevo, así que decidió permanecer callada. Esta vez, fue él el que rompió inesperadamente el silencio.
- ¿Por qué no me hablas de tí?
- Bueno, ya lo hice un poco al decirte mi nombre.
- Sí, me dijiste que te llamabas Hermione. Suena a un nombre de cuentos muggle.-dijo él sonriendo y con la mirada burlona.
Hermione se sonrojó.
- Dejé Hogwarts el año pasado.
Él alzó una ceja.
- ¿Hogwarts? ¿A qué casa fuiste?
- Gryffindor.-respondió orgullosa. Él sonrió, Hermione tenía la impresión de que se estaba perdiendo una broma privada.
- Brava y valiente muchacha ¿no es así? Espero que sí.
- ¿Porqué?-dijo Hermione con la voz un poco temblorosa.
- Porque necesitarás serlo aquí. ¿Cuántos años tienes? ¿18?
- 19.
- Yo tenía 19, hace algún tiempo.-dijo el muchacho, melancólico.
- Como la mayoría de la gente.-dijo una sonriente castaña.-En ese caso, ¿cuántos años tienes ahora? No eres mucho mayor que yo, así que debes de haber sido muy joven cuando llegaste aquí.
Él muchacho se encogió de hombros.
- No lo sé, una vez tuve 19.
Una sensación de frío se deslizó en el corazón de Hermione, intentaba creerlo.
- ¿Eres un fantasma?
El muchacho la miró profundamente.
- ¿Y tú?
Su voz era grave y sus ojos letales. Hermione se mantuvo en silencio, si sus sospechas eran ciertas, ella había caido a través del velo, como Sirius. Siempre creyó que si alguien caía a través del velo, moría automáticamente. Se dió cuenta de que el muchacho seguía mirándola.
- Yo no...piensas que estoy...talvez sólo esté perdida ¿podría ser?
El desconocido no dijo nada, sólo miró el fuego mientras una sonrisa juguetona se extendía por las comisuras de su boca.
- Perdida.-dijo el muchacho.-Tal vez lo estemos ambos.
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Mensaje  Pansy Parkinson Jue Sep 11, 2008 3:55 pm

¡Holas!¿Qué tal?Es el primer fic que leo de esta pareja,y me gustó ^^ Aunque soy Dransy (L) creo que me estoy enamorando de la "nueva pareja".Síguelo ^^
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Mensaje  Hermosura Crouch jr Jue Sep 11, 2008 5:35 pm

Capítulo 4.2:

- Toma, te he limpiado los botines.-dijo el desconocido despues de que Hermione se despertara.-Han quedado más presentables para ir de viaje.
- ¿Viajar? ¿No vives aquí? Quiero decir...
Él se rió.
- No, no vivo aquí, sólo duermo. Normalmente estoy acostumbrado a mucha más comodidad, pero en este lugar no hay así que intento encontrar el camino hacia...ninguna parte. Es difícil de explicar en este momento. Si quieres puedes venir conmigo, porque no creo que sea muy seguro que viajes sola.
- Bueno...-comenzó Hermione, sonriente.
La luz del día se filtraba por la habitación, la castaña miró a su alrededor y se preguntó a quien habría pertenecido ese lugar, porque parecía que estaba abandonado desde hace mucho tiempo.
- Las personas van y vienen de esta casa.-dijo el desconocido, notando la expresión de la castaña.-Te acostumbrarás.
- No quiero acostumbrarme a nada de este lugar. ¡Quiero volver a mi casa!
Él suspiró.
- ¡Toma!-dijo entregándole los botines, que no estaban del todo limpios.-Dadas las circunstancias, es lo mejor que he podido hacer. Pero me temo que no han quedado muy bien, me temo que no tengo ni idea sobre las cosas de chicas. Mi hermano era el que sabía sobre eso.
- ¿Tienes un hermano?-preguntó la castaña mientras miraba a su alrededor, esperando verlo. El desconocido se rió.
- Sí, pero no sé exactamente que fue lo que le sucedió. Solíamos llevarnos muy bien, pero él nos abandonó cuando yo tenía 15; después sólo lo volví a ver una vez.
- Lo siento.-dijo Hermione suavemente. Estaba un poco sorprendida de que aquel desconocido la hubiera contado ese tipo de cosas. Él parecía un poco avergonzado, tal vez fuera porque había dicho demasiado. Hermione notó que él tenía hojeras, parecía que no había dormido durante semanas.
- ¿Dónde has dormido?
- ¿Dormir? Dormí en el suelo, después de que tú...-dijo el muchacho, haciendo un gesto a la cama donde ella había dormido. La castaña se sorprendió por que el muchacho parecía tímido.
Él se puso la túnica, se dirigió a la parte trasera de la sala y se apoyó contra la pared. Hermione lo miró, parecía que estaba buscando algo. De repente escuchó un chirrido, como si se estuviera abriendo una puerta.
- ¡Ven aquí!-dijo bruscamente.-Las damas primero.
El pasillo era muy oscuro. Hermione podía oir al muchacho caminar detrás de ella, pero como no podía ver nada, caminaba con lentitud y temor. Era un poco aterrador estar en un pasillo estrecho con alguien cuyo nombre desconocía, pero dadas las circunstancias, no había otra elección. Cuando notó que una pared se interponía en su camino, se puso a buscar el manillar de una puerta, cuando sintió que una mano estaba en su hombro, le pegó tal susto que saltó y, por poco chilla.
- ¿Encuentras la puerta?-preguntó cortés, pero un poco exasperado.
- ¡No hagas eso!-susurró Hermione, airadamente.
- ¿El qué?-preguntó divertido.-¿Preguntarte si has encontrado una puerta para que podamos salir? De acuerdo, en ese caso permaneceremos en la oscuridad, totalmente solos, hasta que la encuentres.
En ese momento, Hermione encontró el manillar y abrió la puerta.

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Hermione señalaba con molestia lo que parecía ser la base de una gran montaña. El muchacho se reía, mientras cerraba la puerta detrás de él. Miró a la castaña.
- No hacía falta que me asustaras, no me gusta la oscuridad.-dijo ella, enfadada. Él se rió de nuevo.
- ¿Tienes prisa?-dijo él mientras le ofrecía su mano.
Ella lo miró furiosamente, rechazando su mano. Una ligera brisa jugaba con los cabellos de ambos. Era tranquilizador que el clima se comportase un poco más normal, dejando atrás la terrible humedad. Hermione inspiró profundamente, haciendo caso omiso de la curiosa mirada de su acompañante y empezó a sacudir inútilmente sus pantalones.
- No muy lejos de aquí hay un río.
- Gracias.-dijo ella a regañadientes.
- No hay de que. Ahí podrás limpiar tu ropa.
Él sonrió un poco, Hermione recordó a otra persona. La castaña estaba tratando de averiguar exactamente quien podría ser el desconocido; empezaron a caminar por un sendero en la montaña. "Tal vez esta lugar me lo esté imaginando" Pensó la castaña mientras veía como el muchacho caminaba con facilidad por esos caminos de cabras. "Si no es eso, no tengo ninguna explicación lógica. Repasemos la situación: estoy con alguien cuyo nombre desconozco, en un lugar apartado de la mano de Dios, que también desconozco, caminando hacia sabe Dios donde, pero no tengo otra opción."
- Er...¿adónde vamos?
- ¿Buscas algo en particular? Porque no estoy interesado en este lugar, no hay comodidad.
Cuando dijo esto, Hermione pensó que ese era un tono digno de Draco Malfoy, ese acento con el que la hablaba, creyéndose superior a los demás. Hermione rodó los ojos, aún así quería saber más sobre ese chico.
- Supongo que eres miembro de alguna familia rica.
Él asintió.
- Sangre Pura, por supuesto.
Hermione abrió su boca para hacer una observación, pero la cerró inmediatamente al ver que él no había terminado de hablar.
- Me gustaría que no hicieras el comentario que estás a punto de decir. Es bastante obvio que eres hija de muggles, en parte porque nunca antes había escuchado tu apellido.
- Bien.-dijo indignada.
- ¿Sabes? Antes creía en eso.-dijo muy serio.-Pero ahora ya no lo hago.
- ¿Porqué?-dijo la castaña, olvidando su ira.
- Al fín y al cabo, todos morimos algún día.
- ¿Y?-preguntó Hermione.
- ¡Sí! Bueno quizás no todos mueren de la misma manera, pero a todos nos llega la hora algún día.
Era imposible hablar. El esfuerzo que suponía caminar por el estrecho sendero en la ladera de la montaña era demasiado; Hermione tropezó varias veces y él, con unos reflejos increibles, la había agarrado justo a tiempo de que se cayera y la había soltado cuando se aseguró de que podía mantenerse en pié. Él no hablaba mucho, excepto cuando paraban para descansar. Hermione observó que ni ella ni él parecían cansados y atribuyó eso a las prácticas de quidditch que había hecho con Harry y los Weasley. A pesar de las condiciones en las que se encontraba, se tranquilizó al saber que alguien la protegía.
- Vamos a pasar la noche aquí.-dijo el desconocido. Hermione dirigió la vista a donde el muchacho le indicaba y entonces, lo vió. Se trataba de una cueva, a su lado había un arroyo.
- Si quieres, puedes lavar tu ropa ahí. Tienes que darte prisa, por que tenemos que hacer fuego en la entrada. No sé lo que habita aquí, sólo estoy siguiendo el camino que he oido.
- ¿Quién te lo ha dicho?
- No importa.
- Por lo de "lo que habita aquí" te referirás a las criaturas que nos encontramos la primera noche ¿no? ¿Se llamavan malevolents?-dijo Hermione, mientras un escalofrío la recorría la espina dorsal.
El desconocido interpretó mal el escalofrío, en ese momento pensó que tenía frío. Así que se quitó su larga túnica negra y se la entregó.
- Toma.-dijo con una mirada que Hermione interpretó como avergonzada.-Lo necesitarás.
Dicho esto, el muchacho se marchó rápidamente hacia la cueva. Mientras tanto, Hermione se empezó a desnudar y a lavar su ropa en el arroyo; realmente no era de mucha ayuda porque el agua era de color marrón, parecía que en vez de agua era barro. Pero al menos, limpiaba las manchas un poquito. Dejó su ropa en una roca, para que se secara; se puso la túnica y siguió el camino del desconocido.
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